sábado, 13 de octubre de 2007

El atroz equívoco

Sientes mi voz en las oscuras noches en las que me conoces sin alma. Intento descubrir la fuente de tus aflicciones, pero debo admitirlo; esta noche te siento lejos, muy lejos. Y no quiero sumergirme en tu mar de melancolía, porque otras aguas recorren mi cuerpo. Ya no soy tu ruta de escape, sino el muro de tus lamentos... Quejidos y gemidos silenciosos que desvían mi atención. Me pregunto si compartir el dolor conmigo sería un acto de valor o de confianza. Tu tristeza es mi ira, y nos encontramos de frente; en un fatal accidente...

Amigo es quien nos despierta con una bofetada para salvarnos de la muerte.

1 comentario:

Unknown dijo...

Estando aquí se transgrede mi cuerpo.
Corinto es una frontera,
hierba y mar,
es en este lugar donde me encuentro.

Hubo un trueno.
El muro se diluye en la insistente lluvia que (ahora)
hace parte de nuestra escena.

*(...) irá en frente de La Triste Za. Un accidente fatal. En "mi" y "tu" nos encontramos.