Xenofilia
He decidido ponerle un nombre a la noche, para no enfrentar el amargo castigo de un anónimo. Y como su rostro está compuesto por las líneas imaginarias que componen las constelaciones, miraré hacia arriba para desafiar al firmamento y gritaré su nombre imaginario. Acto estúpido para quienes desde afuera perciben el vacío; pero, hace rato dejé de acudir a la lógica para premeditar mis actos. Nadie entendería el origen de mis pensamientos. Por eso, simplemente los guardo.
Hace un tiempo podía separar la ira del dolor.