martes, 25 de septiembre de 2007

Errante

Camino como una sombra, en silencio y con sigilo para no ser descubierto. A ratos quisiera que nadie me viera, y dedicarme solamente a recorrer pasillos como un fantasma. Simplemente voy, con una alta dosis de introversión malintencionada. Y los pensamientos reprimidos y los miles de secretos se están convirtiendo en mi enfermedad terminal. El bien y el mal van tomados de la mano y conspiran a menudo; son el mismo y tienen una única intención. Me llevan de un lado para otro con el fin único de marearme. No hay bien que por mal no venga... también eso lo descubrí. Ahora camino con desconfianza, porque creo en el destino, pero le temo profundamente.

Dios nos libre.

No hay comentarios.: