domingo, 29 de abril de 2007

Retrovisor (nueva partida)

Parto nuevamente hacia la tierra del millón de incertidumbres; ese lugar sin lugar del que nada recuerdo. Me voy a total riesgo, sabiendo que mi vida se derrumba a mis espaldas. Será una prueba de valor, de firmeza. Y estoy dispuesto a enfrentarla sin máscaras, sin escondites y sin temores. Caminaré con mis huesos fracturados, y sortearé toda suerte de obstáculos que pudieran interponerse en mi camino. El dolor es sólo un punto de vista; el punto ciego en mi retrovisor.

Ya no existen las dudas.

viernes, 27 de abril de 2007

Abril es el mes más cruel

Díficil no caer ante tanta presión. Cambiaría todo lo que tengo por unas horas de sueño. Me estoy asfixiando mientras el planeta entero dispone de mí como una marioneta. Intento romper las cuerdas con los dientes, pero no puedo. Son muy fuertes.


Por favor no te dejes caer.

miércoles, 25 de abril de 2007

Desmitificación adaptativa

"La mecánica de no huir del dolor, al contrario, salir corriendo de frente, a toda velocidad hacia él, no frenar un segundo, no mirar hacia atrás y convertirse en estatua de sal. Golpearse de frente y absorber el impacto por completo, dejarse arrollar, sin valentia, sin coraje, sin heroismo, sin mente. " Gracias amigo.

Maldigo al dolor por tornarse placentero bajo ciertos contextos. Hoy no hay dolor, pero tampoco hay placer. Hoy cuento, por no desmeritarlo, con ese horrible estado de ánimo intermedio entre la emoción y la apatía.

Hay días en los que se sonríe porque se han agotado las lágrimas.

martes, 24 de abril de 2007

Tras las cortinas de la desilusión

Una vez más equivocado. Soy un tonto que sobrepasa el alcance de sus sueños. Soy un pobre inocente que no logra ver más allá de lo que su tonto corazón le pone en frente. Me atreví a robar el sueño incorrecto, le di una forma ilusoria en mi cabeza y en mi corazón, y este se desvaneció ante mi mirada. De nuevo camino descalzo en la planicie del resentimiento, me aferro a mis recuerdos y me lamento del cúmulo de sucesos recientes. Más vale el amigo cerca que el hermano lejos. No hay amigo cerca, ni hermano lejos. De nuevo estoy solo. Sin sueños. Lo supe desde siempre, pero la vida tenía que golpearme para hacerme entrar en razón.

Te besaré en la oscuridad; a ti que no sé quién eres, a ti que no sé dónde estás.

lunes, 23 de abril de 2007

Sin nombre

Cientos de miles de millones de voces de personas anónimas me enredan en sus complejos entramados de significado cada día que pasa. Y una voz, una sola voz que desconozco (y que tanto me conoce), me desconcierta por completo. Es curioso sentir que un fantasma me rodea; me observa en silencio, se sumerge en la profundidad de mis sentimientos, los comparte, se compenetra. Me conformo con sentir su rastro. Sé que es ella, sin saber quién es. ¿Quién es? Eso me da una cierta desventaja.

Quisiera arrancarme el nombre también.

domingo, 22 de abril de 2007

Apología a la reinvención de la inconsistencia

Sería desleal conmigo mismo al no poner estas palabras por escrito. A quienes recuerdan el fatídico desenlace del que tanto alarde hice en una historia del pasado, a la que bauticé con nombre propio [Oda a la muerte de un sueño (Vuela)], debo confesarles que la vida ha dado un giro inesperado. Madurar es aniquilar los sentimientos del niño.

El frío con ira quemó sus alas, y las mías también. Pero no me regocijé en su caída. Fue extraño tenerla en frente y besarla, y no sentir nada... ni amor, ni odio. El amor pasó, y quedó la esperanza... La esperanza también pasó, y quedó la tristeza. Siempre a tiempo para reír juntos, sin importar en dónde estuvieran nuestros corazones. Me senté y lo medité por horas. Ya no sentía, sólo pensaba.

Sin amor no hay poesía.

viernes, 20 de abril de 2007

Ingestión desmedida

La cabeza me daba vueltas... giraba, giraba y giraba. Deseaba el exceso como a nada en la vida. No quería responder por mí mismo. Ingestión desmedida, como si estuviera fuera de mi. Mi sonrisa lo decía todo.

Cómo puedo dejar de sentir este dolor de cabeza.

miércoles, 18 de abril de 2007

Ni un paso atrás

Un trago amargo cuando la esperanza se ha desvanecido. Sigo contemplando un lienzo en blanco. Siguen surgiendo las preguntas. Guardaré un minuto de silencio... por ti. Sé que volverás a ver la luz cuando amanezca. Te veré a lo lejos, de la misma forma en que tendrás que verme. De lo que un día nos unió, nada queda. Y nada volverá a ser lo mismo, porque hoy la vida te arranca del corazón eso que no pude arrancarte. Tu alma desgarrada suplica al viento, y entre las ramas escucho tus lamentos. Tus lágrimas ya no son mías, y las mías no pueden dejar de ser tuyas. Doy una fuerte ovación al olvido.

Soy un punto en medio del infinito plano de la locura.

martes, 17 de abril de 2007

Deep (weep)

El primer indicio salió de mi boca, cuando involuntariamente dije: "Los niños no lloran", para justificar mis espasmos de introversión espontánea en los momentos en los que me invade la tristeza. El mundo se volcó de inmediato para intentar arrancarme lágrimas del corazón. No fue un golpe certero, sino una prolongada tortura que duró todo el día. Ella apareció. La miré a los ojos. Desapareció. Para siempre. Lloré. Sí, lloré. Solo y en silencio, como aprendí a hacerlo. Fue uno de esos días en lo que deseé profundamente saltar por la ventana.

Mi corazón es profundo, muy profundo; mi soledad también.

lunes, 16 de abril de 2007

Huellas de ligereza

Rápido, más rápido que la vida te abandona. Corre para ver los despojos que por suerte te serán asignados. La vida es para quienes se apresuran en tomar las oportunidades en sus manos. Si te detienes a pensar, podría hacerse tarde. Corre, luego existe (y si llegase a quedar un momento de quietud, piensa). Cuando encuentres el final del camino que no termina, nos reuniremos en el sueño de la muerte.

La vida premia a los que apremia.

sábado, 14 de abril de 2007

Canción de cuna


No quería hablar. Los estallidos cósmicos me habían dejado atónito. En mí reposaban miles de sentimientos encontrados. Debatirme entre la felicidad y la infelicidad me había dejado en silencio absoluto. En mi rol de niño pequeño estaba siendo observado (a mi amiga Sammy debo estas palabras):

"Una planta mira... la contempla. ¿Es feliz? Su aura responde a la armonía de su corazón. Lo disfruta. Podría suponer querer estar así, pero lo sabe... Los cambios gastan en tiempo, distancias, personajes. Dijiste: 'Tras una promesa de amor eterno sigue una condena de dolor perpetuo'."

Es grato saber que estoy fuera del abismo.
Dibujo: Sandra Lozada

miércoles, 11 de abril de 2007

Entre signos y respuestas

Seguí tus huellas hasta donde terminó el camino, e intenté descifrar cada uno de tus signos. Esos indicios mágicos eran actos acomedidos, perfectamente mediados por la naturaleza. Sin pensarlo, y en un momento de distracción, el sendero que rodeaba el jardín se bifurcó y me quedé afuera. Me vi forzado a decidir entre dos versiones de mí que se sobreponían y se entrelazaban. Por un lado, mi cabeza afirmaba que las señales podían ser descifradas recurriendo a la semiótica. Era la opción más razonable. Tus palabras, tu proxemia y cada uno de tus actos me dirían exactamente eso que necesitaba saber. Si tú hubieras querido leer los signos en mi cuerpo, fácilmente me habría delatado; por eso, valdría la pena hacer lo mismo para leerlos en ti. Pero una versión alterna de mí se impuso desde la ingenuidad. Las señales mágicas estaban en el aire; en el cosmos y en la incertidumbre misma. Podían leerse en impulsos voluntarios del universo y en designios aleatorios del destino. Mi corazón siempre se había mostrado inmaduro frente a lo que habitaba en mi cabeza. Pero había aprendido a convivir conmigo mismo. Por eso me senté y esperé a que te desvanecieras. Seguramente tendrías que volver por el mismo camino (siguiendo mis huellas).

Mi vida es un relato y mi rostro es la portada.

martes, 10 de abril de 2007

Intermezzo

La tormenta finalmente se había calmado. Sin embargo, no saltaba de gozo. Estaba absolutamente tranquilo; pasmado. La alegría llegaría algún día, pues me había sido prometida. Después de la tempestad venía la calma, y después la felicidad. Era cuestión de fe. Como siempre. Como todos los días de mi vida. Ya no rezaba por el milagro, solamente esperaba. Estaba escrito, en el Salmo 107. Llegaría a mi puerto deseado.

Mi intervención más profunda fue un bostezo.

lunes, 9 de abril de 2007

Otra vez (cuestión de mérito)

Si de mérito se tratase, perdería más de la mitad de lo que tengo en este momento de mi vida. Y sé, que si fuera cuestión de mérito, no habría perdido nada de lo cruelmente se me ha escapado de las manos, y que tanto me ha dolido. Ambigua situación. Por fortuna (a Dios gracias) mi camino ha sido bendecido. Para algunos mérito. Para otros, suerte. Al fin y al cabo, el resultado es el mismo.

Mis ojos se cierran por culpa del cansancio.

martes, 3 de abril de 2007

Memoria de un sueño compartido

Cada segundo que pasaba significaba que el camino se iba acortando. Los kilómetros se iban en horas, los metros en segundos, y los pensamientos en milésimas de intenciones. La noche nos resguardaba y nos vigilaba en secreto. A la mañana siguiente nada existiría, y tendríamos que ser nosotros de nuevo, distantes; separados por una serie de mal estructuradas cadenas de relaciones humanas. Ella continuaría con su vida y yo con la mía. Era evidente que sólo podíamos compartir el sueño.

Todo es confuso en este entramado al que llamamos vida.

lunes, 2 de abril de 2007

Cien años de espera

26/03/07 Me encontraba en medio de un gran tumulto que protestaba por el desorden. Yo era tan sólo un punto inerte en medio de un océano de dudas. El calor provenía de mis adentros, y se lo atribuía al ansia de la espera momentánea. Decidí apartarme de la gresca para tomar oxígeno y despejar mi mente. Me recosté contra una pared y agaché la cabeza. No pasó mucho tiempo para que alguien me diera un empujón por la espalda para abrirse camino. Habría pronunciado palabra, de haber tenido qué decir, pero hay eventos de la vida que sólo pueden contemplarse. Ese hombre de 80 años, escoltado por la policía, había ganado un Premio Nobel en 1982, año en que yo nací. Caminaba encorvado entre el tumulto (al que tomó por sorpresa). Lo miré pasar, y le abrí paso; como a un héroe, como a un ídolo. Sin quererlo, me había interpuesto en el camino de Gabriel García Márquez.

La espera de una mañana de calor había tenido sentido.