martes, 24 de abril de 2007

Tras las cortinas de la desilusión

Una vez más equivocado. Soy un tonto que sobrepasa el alcance de sus sueños. Soy un pobre inocente que no logra ver más allá de lo que su tonto corazón le pone en frente. Me atreví a robar el sueño incorrecto, le di una forma ilusoria en mi cabeza y en mi corazón, y este se desvaneció ante mi mirada. De nuevo camino descalzo en la planicie del resentimiento, me aferro a mis recuerdos y me lamento del cúmulo de sucesos recientes. Más vale el amigo cerca que el hermano lejos. No hay amigo cerca, ni hermano lejos. De nuevo estoy solo. Sin sueños. Lo supe desde siempre, pero la vida tenía que golpearme para hacerme entrar en razón.

Te besaré en la oscuridad; a ti que no sé quién eres, a ti que no sé dónde estás.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La mecánica de no huir del dolor, al contrario, salir corriendo de frente, a toda velocidad hacia él, no frenar un segundo, no mirar hacia atrás y convertirse en estatua de sal. Golpearse de frente y absorber el impacto por completo, dejarse arrollar, sin valentia, sin coraje, sin heroismo, sin mente.

Juan dijo...

A veces la vida es eso: ponernos los pies en la tierra por cualquier método, así las ilusiones queden rotas por ahí.

Anónimo dijo...

Te quiero acompañar, al estar contigo apoyaria la cabeza en tu hombro como signo de estar haciendolo. Una canción de hace un tiempo lo expresa así "le llevava un ramito de violetas como siempre sin tarjeta", el ramito lo he puesto en tu puerta. Tal vez tu soledad esta acompañada por mi, si no escribo te pienso, si escribo de manera curiosa recibo un beso en la oscuridad.