lunes, 2 de abril de 2007

Cien años de espera

26/03/07 Me encontraba en medio de un gran tumulto que protestaba por el desorden. Yo era tan sólo un punto inerte en medio de un océano de dudas. El calor provenía de mis adentros, y se lo atribuía al ansia de la espera momentánea. Decidí apartarme de la gresca para tomar oxígeno y despejar mi mente. Me recosté contra una pared y agaché la cabeza. No pasó mucho tiempo para que alguien me diera un empujón por la espalda para abrirse camino. Habría pronunciado palabra, de haber tenido qué decir, pero hay eventos de la vida que sólo pueden contemplarse. Ese hombre de 80 años, escoltado por la policía, había ganado un Premio Nobel en 1982, año en que yo nací. Caminaba encorvado entre el tumulto (al que tomó por sorpresa). Lo miré pasar, y le abrí paso; como a un héroe, como a un ídolo. Sin quererlo, me había interpuesto en el camino de Gabriel García Márquez.

La espera de una mañana de calor había tenido sentido.

No hay comentarios.: