domingo, 11 de febrero de 2007

Ni en sueños

Maldigo tu recuerdo una y otra vez. Sobre todo cuando apareces en mis sueños a decir que lo lamentas, que no puedes vivir sin mí, y que me amas. Y te maldigo aún más cuando tengo que ceder ante tus encantos y caigo en tus brazos como en una trampa. Te maldigo cuando apareces en sueños. Y te maldigo aún más cuando despierto y me doy cuenta de que nada había sido verdad. ¿Por qué sigo esperando eso que nunca tendré?

Si la esperanza es lo último que se pierde, lo único que tengo que perder es eso que viene después de la esperanza y que ni siquiera nadie se atrevió jamás a darle un nombre. Ese algo bastante indigno de ser nombrado.

Mañana despertaré, y será hoy... una vez más.

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