jueves, 1 de marzo de 2007

Confesión de un amor represado

Cuando desperté me di cuenta de que era yo otra vez, y que eso que me había hecho levantar con un mal sabor de boca había sido solamente un sueño. La única evidencia real era parte de las imágenes difusas que todavía deambulaban por mi cabeza y el terrible dolor de piernas que tenía; como si hubiera tenido que correr toda la noche. Había sentido cómo se agitaba la marea y me sacudía para ahogarme.

Pero desperté; y noté que todo seguía igual. No había perdido ni ganado nada. Todo era lo mismo. La pérdida ya había sucedido, así que nada había arriesgado. Suspiré. Otro día; igual que el anterior, pero con algo intermedio. Eso que no sé qué es.

Creo que dueles menos en sueños que cuando tengo que mirarte a los ojos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y como todo funeral, le sigue el duelo debido.. que por el bien de todos sea solo de "nueve días" ... Porque siempre hay algo en el camino dándonos la mano y por supuesto una nueva ilusión...

Anónimo dijo...

Encontrar una o dos, o mas respuestas? no lo se, yo leo, me atrevo, te siento, no me atrevo y aveces me averguenza no asumir tu presencia solo al lado mio como ya ha pasado, simplemente el reflejo de lo que yo soy pasa lento y apalastante en mi cabeza, en cerebro -visión, en el corazón, sin que yo lo quiera, sin que te propusieras hacermelo ver, verte aun estando muy lejos de ti, sin ser la persona que piensas por que producto de la casulidad estoy cerca, te seguire leyendo para encontrarte...no se mañana