sábado, 17 de marzo de 2007

El designio mágico del infortunio

El letargo es un estado absolutamente respetable. Todo fue el producto de sus palabras, de sus opiniones y de sus comentarios. Es difícil aceptar que ella es un ser humano que se desenvuelve en el mundo como cualquier otro. Yo sin embargo, después de haberme excedido, quise dejar de serlo. Recordé lo que significaba ser una planta; con los pies enterrados en la tierra, quieto, reflexivo. No me movía, sólo pensaba y sentía. Amaba y odiaba; y escuchaba mis latidos en el silencio. Recordé haber estado enamorado, y anhelé esos días. Pero sentí el dolor del desengaño y pensé en el mareo que desde siempre me había producido el azar. La suerte la había traído a ella a mi lado, y sus propios designios se la habían llevado. Mañana será su día. Mudo y absorto comencé a gritar. Dependía de mi suerte.

Es una lástima que no crea en el azar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El letargo nos pertenece como a los animales, finalmente también pertenecemos a ese mundo...

Anonimo

Anónimo dijo...

y nos es conatural ese derecho.