sábado, 12 de mayo de 2007

Loser

Me senté a esperar cuánto tardaban en manifestarse las nefastas cosecuencias. Sentado, comencé a perderme de mi vida entera. Cada acontecimiento tomaba lugar a mis espaldas sin que me diera cuenta. Cerré los ojos, para esperar la última consecuencia. Cuando miré de nuevo, no había vida. Los daños estaban hechos, y todo parecía irreparable. Remordimiento; sólo eso. Lloré por lo que pude evitar, pero no quise.

Cada quien merece lo que tiene...

1 comentario:

Juan dijo...

Para no perder la vida esperando las consecuencias, lo mejor es ir de frente hacia ellas, cuando el choque sea brutal recogemos nuestros pedazos y seguimos adelante...