sábado, 5 de mayo de 2007

Cama vacía

En silencio y sin apoyo moral más que en mi enredado universo de convicciones sentí (estando entre dormido) que su cuerpo tibio se alejaba de mí como una sombra cuando cae la noche. Había despertado solo, como acostumbraba hacerlo, después del sueño más hermoso. Quise volver a tocar su cuerpo. Me levanté, y vi cómo no estaba; y cómo persistía el rastro de su presencia. Las dos almohadas estaban superpuestas. Ella había estado ahí, y podía jurarlo.

Lloré al ver la cama vacía.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La cama esta vacía. Antes no quise mirar, antes mi realidad era la llenura, era su presencia, de algún modo grata, eso me hizo pensar que estaba acompañada. Me alegro tenerlo, cuando me pare ni siquiera entendí por que su roze no me perseguía, por que su mirada enamorada no me circundaba, de repente era claro, de repente era blanca la oscuridad, por eso quiero seguir, vivir la paradoja, el doloroso trance, el doloroso aprendizaje...yo estuve ahí, yo decidí estar junto a él, pero cuando quise hacerlo en mi cama, nunca resolvió mirarme dormir como yo a él, ahora dice que sabe algo, ahora dice que la reflexión lo hace ver cosas pero no veo las palabras, ironicamente salen de su boca, las pronuncia. Decidí llamarlo aun y mi decisión y encontré la voz de un día normal, era yo la que había escogido dormir junto a su estructura. Lo confieso, aunque me pare de la cama, la desilución tuya es la mía, aunque con otras pruebas por no decir métodos de la vida o formas que ella crea. Buscando culpables... nosotros las escogemos, nosotros escogemos las formas. Su elección puso el punto aparte, no sé si el punto final. Esta noche dejó flores blancas por nuestra paz. Esta noche dejó un ramito de violetas para compartir tu dolor para que compartas el mio que no es el mismo tuyo. Gracias por oir un dolor ajeno a ti y por hacerlo cercano escribiendo.

Juan dijo...

En palabras de "the police": The bed´s too big without you... Esa sensación de soledad en la propia cama es una de las cosas más difíciles de olvidar siempre.. pero como todo, tarde o temprano uno se acostumbra. Siempre.